Que difícil se me hace...

Parecía que no, todo venía genial pero.... una de las últimas actividades ha resultado un verdadero escollo.
Sonaba muy sencillo: armar una unidad didáctica, con tema a elección, donde se usaran las herramientas virtuales. Ok. Entendido.
Resulta que la guía docente ha encontrado que no, que no es suficiente, que es todo muy ¿cómo decirlo? para el aula real.
Sé que hay una manera de aprobar esta tarea: cerrar los ojos y hacer lo que dice la profe aunque no lo vea adecuado, y aún me niego.
Hace muchos años, mi hija estaba en el curso de preparación de catequesis. En una de las tareas-preguntas que le mandaron, respondió algo que no era correcto para alguien que se aprestaba a ser un buen cristiano.
Tratando de educar y acompañar, le explico por qué está mal lo que respondió. Y mi niña inteligente me dice: "Yo sé que tenés razón, mamá, pero es lo que la maestra quiere que ponga"
Me encuentro en una situación similar y me genera mucha inquietud que, a este nivel, la consigna docente siga siendo la misma.
Como nadie en ningún momento me preguntó, igual voy a expresar mis porqués: en un ámbito adulto, de perfeccionamiento docente, donde lo que se quiere es profundizar un tema de estudio, la selección de herramientas deben estar justificadas por el fin que se persigue alcanzar.
Colocar muchas herramientas virtuales al comienzo de una unidad de clase requiere saber que todos los alumnos participantes conocen esas herramientas. Pues si no se necesitará invertir mucho tiempo en el aprendizaje del instrumento, sin llegar a entender el concepto.
Se que yo, como alumna, debo demostrar que aprendí lo que me quisieron enseñar. ¿pero debo hacerlo a costa de "quedar bien" con la docente? ¿o debo esperar que se me trate de manera adecuada? Yo esperaba lo último, esperaba que me pregunten por qué así, que justifique el uso de determinadas herramientas, que justifique el proceso a seguir, que... pero no.
Creo que mi próxima movida será una combinación: por un lado hacer uso de mi capacidad de copiar para meter herramientas virtuales que agraden a la guía de la clase, y por otro dar mis razones para negarme a hacerlo anteriormente.
Recuerdo que en un momento, al inicio de mi preparación como profe de biología, debí programar una clase sobre el estudio de órganos, para un curso con alumnos de 12 años. Usé muchas herramientas aptas para su enseñanza, pero no incluí la disección. En aquel momento la profesora me preguntó por qué, le di mis razones, argumenté a favor de mi postura y por qué estaba en contra de la  en contra de la vivisección, y aprobé.
Algo bueno debe haber en esto, en este punto conflictivo del camino; aún no lo encontré pero no pierdo las esperanzas.

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